Los consejos para líderes son muy importantes, a todos nos ha tocado convivir con un líder tóxico. Al menos, nos ha tocado enfrentarnos a situaciones en que la persona a cargo, el jefe, demuestra conductas tóxicas o ineficaces, como las faltas de respeto, favoritismos, amenazas veladas, órdenes arbitrarias y demás.
Estos comportamientos por lo general ponen tensos a todos los miembros del equipo. Se daña la armonía y se apaga la motivación de las personas. Inclusive, el clima laboral en el área empieza a sentirse “viciado”.
Pero, ¿por qué pueden darse estas conductas de parte del jefe del área? Lo más común es que el él o ella no está incurriendo en estos comportamientos tóxicos por mala voluntad. A menudo, el jefe o líder simplemente tiene un temperamento muy fuerte, y carece de las habilidades sociales y directivas que necesita para gestionar adecuadamente su autoridad.
¿Cómo saber si tú estás cayendo en comportamientos tóxicos?
A tu alrededor, hay ciertos indicios sutiles que pueden ayudarte a estimar la calidad de tu liderazgo. Si tú estás ocupando un puesto directivo por tus conocimientos y experiencia, o porque das resultados y cumples tus objetivos — o bien, porque eres empresario — pero tu gente no te reconoce como su líder sino únicamente como su jefe, es probable que allí exista una oportunidad de mejora para ti.
Una gestión emocional deficiente impacta en tus relaciones laborales
Las personas de carácter fuerte pueden ser excelentes líderes. El “fuego” que llevan dentro los mueve a superar cualquier obstáculo. Son las personas que toman las riendas de la situación y hacen lo que sea necesario para que los proyectos de su área lleguen a buen puerto.
Sin embargo, un líder de carácter fuerte necesita ser consciente de una debilidad que tal vez pueda tener: El no tener un control adecuado de sus emociones.
No saber regular las emociones es muy riesgoso por varias razones. Podemos mencionar brevemente algunas de ellas:
- Si el líder es impulsivo o agresivo, el ambiente a su alrededor se va volviendo tóxico y eso es contagioso. Los demás miembros del equipo eventualmente se permitirán tener comportamientos hostiles o pasivo-agresivos con sus compañeros.
- El maltrato mata la motivación. Los demás dejarán de hacer su mejor esfuerzo para que las cosas salgan bien.
- Las personas dejarán de comunicarle información importante al líder por temor a convertirse en el blanco de su irritabilidad.
- A la larga, estos problemas crearán las condiciones para que el equipo funcione con un bajo nivel de desempeño.
Aquí los consejos para líderes
¿Cómo ser un líder ecuánime en los momentos difíciles?
Cultivar una gestión emocional fuerte ciertamente no es tarea fácil. Sin embargo, a continuación te proponemos algunas estrategias y “atajos mentales” que puedes aplicar desde hoy mismo para mantener el control de tu carácter cuando las situaciones se ponen complicadas.
Ser más consciente del valor de las personas
Lo primero y más importante es tener presente que trabajamos con personas capaces que han sido contratadas para realizar las metas de la empresa.
Puede que esto parezca obvio. Sin embargo, es útil recordar que necesitamos de los demás para llevar a buen término cualquier proyecto.
Si tus colaboradores trabajan y se desarrollan en un ambiente de respeto y colaboración, estarán en una mejor posición para ser productivos y eficientes.
Cultivar una actitud proactiva
Una forma proactiva de adminisitrar tu carácter es canalizar tu energía de forma más deliberada. Resiste la tentación de dejarte llevar por arrebatos estériles de ira o de frustración. Mejor, utiliza esa energía para encontrar soluciones a las dificultades que estás atravesando.
Se necesita una dosis fuerte de adrenalina para tomar decisiones y para resolver situaciones difíciles. Estas son inevitables, pero es posible solucionarlas si te enfocas de nuevo en el objetivo. Cuando surge alguna dificultad que amenaza con rebasar tu paciencia, busca la manera de enfocar esa energía vital en encontrar soluciones.
Y, en términos prácticos, ¿cómo puede uno lograr esto? Te proponemos lo siguiente:
- Date unos momentos para ponerte al mando de tus emociones.
- Revisa tu diálogo interno. Desecha los pensamientos negativos.
- Evita buscar culpables.
- Concéntrate en cómo resolver la situación inmediata.
Ya habrá oportunidad de implementar planes de mejora más adelante. Por lo pronto, ayuda a tu equipo de trabajo a construir planes de acción enfocados a resolver la situación emergente. Tómalos en cuenta, guíalos, confía en ellos, escucha sus aportaciones y trabaja con ellos para llegar a soluciones conjuntas.
Ver los problemas como oportunidades, te vuelve más creativo.
Recuerda que “incluso al mejor cazador se le va la liebre”. Habrá ocasiones en que aún cuando tu atención esté enfocada en obtener los resultados deseados, ocurran fallas o errores o contratiempos. El punto es aprender de estas situaciones y hacer los ajustes necesarios para intentar el logro de la meta.
Es una cuestión de perspectiva. Pasar de ver los problemas como fracasos, a verlos como oportunidades de mejora.
En la medida en que estés menos tenso, podrás tomar mejores decisiones, porque tu cerebro emocional no “secuestrará” a tu cerebro racional. Esto te dará mayor claridad e indudablemente se verá reflejado en tu creatividad. Y lo mejor de todo: tu equipo confiará en tu ecuanimidad y se sentirán más respetados y valorados.
En conclusión: la actitud hace la diferencia
Seguir estos consejos para líderes puede ayudar a tu desempeño y a tener una mayor comprensión de las personas.
Un líder que sabe gestionar sus emociones, tendrá una actitud más receptiva, flexible, y abierta a la retroalimentación. Esto redundará en una mejor comunicación con tu equipo de trabajo y una buena resolución de los conflictos.
Practica la proactividad, toma el mando de tu energía vital y detén el impulso de reaccionar. Espera hasta que estés en control y busca soluciones, valorando y respetando a todas las personas en tu equipo de trabajo. Al hacer estas prácticas diariamente, formarás el hábito saludable de resolver los conflictos sin tanto desgaste de energía. También serás capaz de reponerte cada vez más rápido, y eso te mantendrá motivado para desempeñar con más eficacia tu trabajo.
