Si estás en el mundo de la empresa, seguramente has escuchado muchas veces el término “proactividad”; y, sin duda, te has dado cuenta de que siempre va ligado a los siguientes aspectos:
- Tomar la iniciativa,
- Anticiparse,
- Orientarse al cambio,
- Emprender y
- Proponer mejoras.
Da la impresión de que si pones en práctica esas acciones, entonces te volverás proactivo. Sin embargo, no es así de sencillo ni de superficial.
La verdadera proactividad sólo es posible si conectas tu trabajo con tus principios y valores fundamentales; en cada junta, en cada reunión.
Los principios no son prácticas ni técnicas. Las prácticas aplican a determinadas situaciones y te dan un éxito transitorio, pero los principios son verdades fundamentales. Cuando integras esas verdades a tu ser y las despliegas en forma de hábitos, entonces podrás desplegar una gran variedad de prácticas para vivir de manera proactiva.
Pedirle a una persona que aprenda técnicas para ser proactiva, es como querer construir un edificio con cimientos débiles. Tal vez se sostenga por un periodo corto en pie, pero no prevalecerá en el tiempo. Por tanto, en este artículo exploraremos cómo puedes redescubrir tu proactividad desde los cimientos; es decir, desde tu interior.
¿Cómo cultivar la verdadera proactividad?
- Empieza por preguntarte qué es lo verdaderamente importante para ti. Cuáles son los principios que rigen tu vida. Por ejemplo: el principio del servicio, o la idea de contribuir. El principio de la calidad o de la excelencia. El principio del potencial (tu capacidad de crecer y desarrollarte, desplegando cada vez más talentos), etc.
- Reflexiona también sobre los valores que pueden contribuir a darle sentido a tu trabajo. Por ejemplo: el valor de la rectitud, el de la honestidad, el de la integridad o el de la solidaridad. De manera consciente, integra estos valores en tu día laboral, a través de pequeñas acciones encaminadas a fortalecer el valor elegido.
Conectar con esa parte dentro de ti que le da sentido a tu vida te permite entender que tu vida tiene un propósito y que necesitas trazarte metas para lograrlo.
Stephen Covey, autor de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, puso la lupa en tres aspectos muy importantes:
- Desafortunadamente, en las últimas décadas los gurús del desarrollo humano han dejado de poner énfasis en los principios y valores básicos que necesitamos cultivar para tener una vida plena, centrándose más bien en temas más superficiales.
- En nuestra cultura, vivimos de un modo que tiende a la impaciencia. Queremos invertir menos tiempo en los proyectos, en las mejoras. Queremos encontrar técnicas rápidas para mejorar nuestras relaciones, tener una mentalidad positiva con pocos pasos, pero sin un cambio de fondo.
- La mentalidad de lo superficial y lo rápido, tan contagiosa en nuestra sociedad el día de hoy, nos impide trabajar en nosotros mismos de una manera profunda y sostenible. Sólo cuando aprendamos a integrar nuestros valores en nuestro diario vivir, podremos experimentar el verdadero éxito y felicidad duradera.
¿Qué tiene que ver esto con la proactividad?
¡Tiene todo que ver! Sucede que ser genuinamente proactivo es el resultado de cultivar los valores que son importantes en tu vida, porque ellos te darán el empuje necesario (sostenible en el tiempo) para realizar cualquier proyecto que te propongas.
Si te guías por esos “faros” que son tus valores, podrás tener siempre una actitud proactiva, incluso en los momentos difíciles cuando las cosas no salen bien y te sientes agobiado. Porque ellos te harán sentir internamente motivado.
No hay atajos para la proactividad. Se requiere que te plantees algunas preguntas como las siguientes:
- ¿Qué es lo verdaderamente importante para mí en mi trabajo?
- ¿Cuáles son mis dones y talentos y cómo los puedo poner al servicio de mis proyectos?
- ¿Qué estoy dispuesto a hacer para perseguir mis metas profesionales?
Una vez que descubras lo que te apasiona de tu trabajo, te sentirás intrínsecamente motivado y de manera natural tendrás iniciativas, te orientarás al cambio, emprenderás nuevos proyectos, propondrás nuevas ideas; es decir, te volverás una persona proactiva.
¿Cuáles son los fundamentos principales de la proactividad en el terreno profesional?
Estos 4 puntos te pueden servir como punto de partida:
- Tener la consciencia que tú eres responsable de tu propio crecimiento profesional.
- Entender que tu éxito depende de ti. Tu conducta es el resultado de tus decisiones, y no de tus condiciones.
- Trabajar en subordinar tu mundo emocional a tus objetivos y metas más fundamentales.
- Vivir en lo cotidiano, en cada reunión, en cada junta, en cada proyecto, con base en tus principios y valores.
La proactividad se cultiva de adentro hacia afuera.
Sin duda te has dado cuenta de que no hay soluciones duraderas a nuestras necesidades (en ningún ámbito de la vida) que procedan de afuera hacia dentro. Nada que provenga del exterior te motivará eternamente.
Si el principal motivo que tienes en el trabajo es obtener un sueldo que pague tus cuentas; o bien, obtener el reconocimiento de tus superiores, llegará un día en que esto ya no sea suficiente y te sientas aburrido y vacío. Estos motivos son válidos, pero vienen de fuera de ti; por tanto, aunque sean buenos, no son suficientes y no pueden llenar de significado tu vida.
Necesitas encontrar los motivos internos que te hagan sentir motivado y ser proactivo a pesar de las dificultades. Y eso sólo se consigue si lo que haces tiene sentido para ti.
Como dijo Nietzsche: “Quien tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo.” Y esto sucede porque las personas estamos orientadas a un propósito, a una meta, a un proyecto de vida.
De allí lo importante de encontrar el sentido de nuestra vida, en cada una de sus dimensiones. En este caso nos estamos enfocando en el propósito de tu vida laboral. Si lo encuentras, tu proactividad se renovará de manera instantánea.
No te doy pasos para ser más proactivo porque la proactividad es fruto de la motivación interna. Si no hay motivación interna, no es posible convencer a nadie de que cambie, de que sea mejor, de que se comprometa, de que crea en alguna causa y la abrace. Eso debe surgir de adentro hacia afuera.
Si te gusta tu trabajo y lo que haces aporta valor… Si lo que haces está alineado con tus valores y principios… Si puedes seguir desarrollando tus talentos y tienes las condiciones básicas para crecer, ya tienes un buen principio. No habrá nada que te impida actuar con proactividad.
Las personas actúan más proactivamente en lo que son más competentes y cuando encuentran un propósito en lo que hacen. Concéntrate en lo que haces bien, refuerza lo que puedes mejorar y reconoce tus avances.
Si sientes que la proactividad se va apagando en ti, sólo tú puedes poner a funcionar de nuevo ese motor; está en ti renovarte. Redescubre tu propósito en el ámbito profesional y conéctalo con tus principios de vida y valores; vuelve a enamorarte de tu vocación, de tu profesión y de tus proyectos. Ten en mente el valor que aportas a la empresa y a la vida de los demás. Todo lo externo se volverá mucho más sencillo.
