4 prácticas para lograr que tu escucha activa, se vuelva una escucha empática.

Inteligencia emocional
Cuando escuchas con atención las ideas de los demás, ellos estarán más abiertos a lo que quieras comunicarles. Aquí te explicamos cómo desarrollar tu capacidad de escucha.

La escucha activa y empática es muy importante. En un ambiente laboral, no siempre es fácil comunicarse bien con los demás.

Desde luego, esto es normal y comprensible. A lo largo del día, las exigencias del mismo trabajo, el estrés, el cansancio, las presiones y los contratiempos pueden ir exacerbando nuestras diferencias con los demás, lo cual afectará la calidad de nuestra comunicación. La buena noticia es que siempre puedes mejorar tus habilidades comunicativas si le pones voluntad.

Hoy, queremos compartirte una técnica que te ayudará a mejorar tu comunicación con cualquier persona. Nos referimos a la escucha empática. Practica estos tips en tu día con día para empezar a llevar una relación más agradable —o por lo menos, menos conflictiva — con tus colegas en el trabajo.

Lo primero es practicar la escucha, porque escuchando se llega a la empatía.

En esencia, la escucha empática consiste en ponerte en el lugar del otro. Aunque desarrollar esta habilidad no es fácil en un comienzo, ciertamente te aportará grandes y maravillosos beneficios en el largo plazo.

El primer paso de la escucha activa es, sencillamente, escuchar.

Aprender a escuchar implica un esfuerzo consciente para nosotros. A las personas nos gusta expresarnos y que nos comprendan, aunque no siempre tenemos la paciencia para comprender a los demás. Por ello, generalmente hablamos más de lo que escuchamos, olvidando que nuestro interlocutor también desea poder expresarse.

Escuchar con empatía a otra persona te permitirá comprenderla de manera más profunda. Podrás tomar su perspectiva y entender cómo se siente acerca de lo que te comparte. Escucha y observa; intenta reconocer las emociones, sentimientos e ideas del otro. Efectivamente, esto es lo que significa ponerte en su lugar.

4 pasos sencillos para practicar la escucha empática:

Para practicar la escucha activa y empática, basta con que tomemos en cuenta estos 5 puntos:

  1. Involúcrate
  2. Observa
  3. Comprende
  4. Valida
  5. Responde

Involúcrate

Por un tiempo limitado — por ejemplo, cinco minutos — centra toda tu atención en la narrativa de la otra persona. Trata de comprender lo que quiere transmitir: por qué piensa así, hacia adonde se dirige, cuál es su intención y qué necesita.

Esto se conoce como el componente cognitivo de la empatía. Para ejercitarlo necesitas dos cosas:

  1. Suspender tus juicios mientras escuchas. Más adelante podrás darle voz a tus propias ideas, pero ahora la misión es entender bien la perspectiva de la otra persona.
  2. Frenar tu impulso de interrumpir cuando no coincides con el otro. Al contrario, hazle preguntas para clarificar o explorar el tema. Así, él se dará cuenta que estás intentando comprenderlo, y probablemente apreciará tu esfuerzo.

Observa

Cuando la otra persona está hablando, atiende el tono de su voz y su lenguaje corporal, su mirada y todo lo que pueda aportarte información sobre cómo se siente.

Cuando captes sus emociones y sentimientos, busca una experiencia tuya en la que te hayas sentido como se siente tu interlocutor en el momento presente. Tal vez está asustado, tal vez preocupado o enojado. Conecta con esa emoción. Este es el componente emocional de la empatía, y para ejercitarlo necesitas realmente estar presente, abierto y receptivo.

Comprende

Trata de hacer que el otro se sienta comprendido.

Una forma de hacerlo es parafraseando lo que te ha compartido, repitiendo la idea con tus propias palabras para checar si has entendido bien el mensaje y sus motivos.

Te sorprenderá descubrir que muchas veces nos equivocamos al interpretar las ideas o actitudes de otras personas. Nuestro filtro de percepción no es perfecto y asumimos cosas que no son reales. Por ejemplo, podemos acusar a alguien de obrar con intenciones que en realidad nunca tuvo.

Valida

Una vez que has conectado con la otra persona, hazle saber que reconoces y respetas su perspectiva, independientemente de que estés de acuerdo con ella o no.

Para esto, intenta validar su punto de vista con frases tipo: “ok, entiendo cuál es tu idea y me parece muy válida.”

Esto hará que la persona esté más receptiva hacia tu punto de vista. Además, al conocer y validar una perspectiva que no es la tuya, te has dado la oportunidad de examinar la situación desde otro ángulo.

Responde

Acto seguido, procede a expresar con respeto y asertividad cuál es tu perspectiva, sin anular lo que se te ha compartido.

El objetivo aquí no es convencer al otro de que abandone su punto de vista y que se someta al tuyo. El objetivo es partir de aquello que tienes en común con él. Por ejemplo: ¿su preocupación es que se está dando tal problema? Hazle saber que el problema también te importa. Exprésale tus propios intereses, pero intenta explorar el tema junto con él o ella, para finalmente proponer soluciones ganar-ganar.

Parece algo muy insignificante, pero hace una gran diferencia detenerte a validar el punto de vista de la otra persona, en lugar de esperar a que guarde silencio para bombardearlo con opiniones contrarias a la suya.

Escucha activa entre dos personas

La escucha activa y empática te hace mejor persona y mejor profesional

Si ocupas una posición de liderazgo, tal vez temas que ejercitar la escucha empática podría hacerte parecer un líder “débil”. No te preocupes: la escucha empática no disminuye en absoluto tu autoridad. Al contrario, las personas tienden a respetar a quienes los validan y respetan. Si se sienten escuchados por ti, tus subordinados pasarán de verte como un jefe que deben tolerar por obligación a reconocerte como un verdadero líder que sabe dialogar con su equipo de trabajo.

Si practicas la escucha empática, verás como tus relaciones mejoran notablemente y tú te vuelves más respetuoso y considerado con las personas. Aumentará tu capacidad de entender a otros, y ellos se sentirán más vinculados a ti.

Te preguntarás, ¿cómo es que funciona este mecanismo? Pues bien: cuando le permites a los demás hablar de sí mismos, se activan en sus cerebros, áreas relacionadas con el placer y el bienestar. Eso los conecta contigo de manera más profunda, lo cual será muy beneficioso para tu relación con ellos.

Además, al escuchar empáticamente a otra persona, la estás ayudando a encontrar soluciones a los problemas que puede estar enfrentando. Al no sentirse enjuiciado, bajará sus defensas y surgirá su creatividad.

En resumen,

Todo se trata de ponerte en el lugar del otro. Entender sus razonamientos y sentimientos. Comprender sus preocupaciones y escuchar sin prejuicios sus puntos de vista. Al aplicar estos tips que te hemos compartido, fortalecerás el músculo de la empatía, y obtendrás la gratitud y el respeto de tu equipo. Tanto en nuestra vida ordinaria como en la oficina, la empatía siempre es un buen lugar para encontrar soluciones que beneficien a todos.

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