Cuando suenan las alarmas, es que vas en reversa

Productividad
Cómo detectar cuando se están instalando malos hábitos en el trabajo... y cómo corregirlos

En la calle donde vivo están construyendo una obra. Hay todo tipo de máquinas pesadas    (retroexcavadoras y trascabos) rompiendo el asfalto para meter drenajes nuevos. Así que ya te imaginarás el ruido colosal que hay que tolerar. Lo que más se escucha son las alarmas que suenan cada vez que esos vehículos pesados se echan de reversa, para evitar un accidente.

Me parece muy conveniente que estos enormes vehículos anuncien que van de reversa: bip, bip, bip …    es como si dijeran: vamos para atrás.

Esto me puso a pensar: sería muy bueno si las personas también pudiéramos escuchar las alarmas o los “bips bips” cuando en lugar de avanzar hacia adelante, “vamos para atrás”. Desafortunadamente, como tal no existen; por eso nos echamos de reversa y de pronto nos topamos con las consecuencias.

Por eso, hoy quiero contarte cuales serían las alarmas que indican que estás retrocediendo en tu desempeño laboral. Y, más importante aún, qué puedes hacer al respecto.

1. La impuntualidad

No sé si te ha pasado: la primera vez que llegas tarde a una junta importante o vas con retraso con un cliente, te estresas demasiado y llegas pidiendo mil disculpas. Eso es normal y creo que todos lo hemos vivido. Pero, ¿qué pasa cuando observas que nada malo sucedió por tu tardanza? ¿Si nadie lo toma mal, o si las personas toleran tu retraso y no dicen nada?

Pues entonces sucede que la impuntualidad se puede volver un hábito en ti.

Es muy fácil que, al no haber consecuencias, te vayas acostumbrando a llegar más tarde, más a menudo, y termines por contagiar este hábito a tus colaboradores.

Si frecuentemente te ves llegando tarde y pidiendo disculpas por tus retrasos (o incluso has decidido dejar de disculparte), se trata de una alarma que está sonando fuerte y claro, y que tienes que atender. Recuerda que la puntualidad refleja respeto e interés por los demás y por tu trabajo. El tiempo de cada persona es importante, de la misma manera que lo es tu tiempo.

2. Ser desorganizado

Llegar puntual a las juntas es algo muy bueno, pero no es suficiente. Si eres de los que llega súper temprano para terminar las tareas que tenías asignadas, estás teniendo otra alarma que te indica que te estás confiando.

Es probable que seas muy bueno en tu trabajo y que logres terminar lo que tenías pendiente de manera rápida, pero te aseguro que la impresión que generas en tus compañeros de equipo es de poco interés en el trabajo conjunto. Por ello, es importante organizar tu tiempo para completar las acciones y resultados que se esperan de ti, tanto en lo individual como en lo colectivo. Trata de no confiarte mucho, para no quedar mal ni hacer quedar mal a tu equipo de trabajo.

3. No valorar el tiempo de los demás

Si eres una persona con altas capacidades, es posible que a veces termines tu trabajo demasiado rápido. Esto te puede hacer sentir aburrido y con ganas de socializar, pero recuerda que a otros les toma más tiempo realizar sus tareas cotidianas.

También puede ser que tengas capacidad de trabajar mientras bromeas y cuentas anécdotas sin distraerte demasiado. Sin embargo, habrá personas que no logren concentrarse si se les distrae con frecuencia.

Fácilmente podemos olvidar que cada persona tiene sus ritmos y sus tiempos. Por eso conviene ser prudentes y respetar la concentración de los demás. Se vale bromear o comentar algo para aligerar el ambiente, pero es mejor no tomarse demasiado tiempo en ello; según la neurociencia, las distracciones prolongadas o frecuentes impactan tu productividad y la de otros. Lo mejor es concentrarse en el trabajo y postergar la gratificación de socializar hasta que sea el momento adecuado.

4. Revisar redes sociales constantemente

Una alarma recurrente relacionada con la baja productividad es la que suena cada vez que uno se sumerge en sus redes sociales y pierde la noción del tiempo.

No es que sean malas en sí. El problema surge cuando se empieza a generar una compulsión por estar checando constantemente lo que ocurre en ellas y se dejan de lado las obligaciones del trabajo.

Cada vez que entras a tus redes para ver que han publicado tus amigos o que han comentado sobre tus publicaciones, te desconectas del trabajo y pierdes la concentración porque los memes y las bromas te desenfocan y te llevan a querer participar.

Esto evita que te involucres a fondo en las tareas que estás realizando y que todo se vaya atrasando. Esta dispersión que provoca el constante chequeo de las redes, ha llevado a muchas personas a cometer omisiones o    errores en el trabajo.

Por eso, te recomiendo que destines un tiempo a revisar tus redes sociales, en tus tiempos de descanso o al finalizar tu jornada laboral; y, al comenzar tus periodos de concentración, solo actives aquellas redes que usas con tus compañeros de trabajo. Una forma de lograrlo, es quitando las alertas de notificaciones de tus chats de whatsapp de amigos y familiares y de las redes sociales que no sean profesionales, dejando únicamente las que son para el trabajo, así como el correo y los chats de la empresa.

Recuerda que aunque es divertido estarlas revisando, te roba productividad y te hace procrastinar. Te aseguro que si te concentras en tus deberes, tendrás tiempo de checarlas en tus ratos de descanso, sin culpa y sin desconectarte de tus tareas.

5. No dar resultados, sino excusas

A veces suceden muchos imprevistos en el día con día que nos impiden terminar las tareas pendientes para la próxima junta o para el proyecto en el que estamos trabajando. Lo más sencillo es dar excusas (que nadie se cree pero que te sacan del apuro). Yo te animo a que trates de decir siempre la verdad.

Por ejemplo: si calculaste mal el tiempo, si cometiste un error o si te distrajiste en otras tareas, se vale que te suceda. Recuerda que somos humanos y a todos nos ha pasado que nos fallan los cálculos o nos despistamos con facilidad. El punto es admitirlo con sinceridad y tratar de que no se vuelva algo constante.

Poner excusas por no terminar los pendientes, o inventar emergencias para salir antes, es un recurso muy viejo y muy desgastado. Recuerda que siempre es mejor decir la verdad. Además con tanta información que compartes en tus redes, hoy es fácil que te caigan en las mentiras. Ha habido personas que se reportan enfermos (en viernes) y luego suben fotos en sus redes sociales del fin de semana en Acapulco.

6. No ser agradecido

Muchas veces se da todo por sentado. Como si fuéramos merecedores de todo lo que tenemos. Este es otro foco rojo que parpadea desesperado.

Cuántas veces hemos visto a personas que entran a una empresa a trabajar y llegan con muy buena actitud, pero una vez que se sienten seguros en su empleo, muestran todos sus defectos de carácter. Tratan mal al cliente, no entregan a tiempo y hacen quedar mal a la empresa.

Muchas de estas personas son expertas en lo que hacen y es verdad que ocupan puestos directivos por su talento y su capacidad. Sin embargo, se confían y se olvidan de agradecer la oportunidad que han recibido.

Una forma muy recomendada para valorar y agradecer el trabajo que tienes, es comprometerte y trabajar dando tu mejor esfuerzo. Piensa en lo afortunado que eres al pertenecer a un equipo de trabajo que te permite superarte, poner tus talentos al servicio de una causa más grande; de saberte productivo y de aportar valor. El sentido de pertenencia hace más positivas y agradecidas a las personas.

Cuando agradeces, puedes ver tu realidad con otra mirada. Sobre todo, te das cuenta de lo afortunado que eres por las oportunidades que la vida te ha dado y que has sabido aprovechar.

7. Dejar de actualizarte

Otra alarma de que “vas en reversa”, es dejar de aprender. Un gran error que a veces cometen las personas en puestos directivos es dejar de capacitarse. Se saben expertos en su área y se olvidan de algo muy importante, que es seguir en constante aprendizaje. Este tipo de personas se ven, de pronto, desbancados por personas más jóvenes con menos experiencia pero más competitivas por estar más actualizadas.

Por otro lado, las nuevas tecnologías requieren nuevas competencias. Cada día hay algo nuevo que aprender para no perderles la pista.

Nadie puede ni debe quedarse en una zona de confort. Hay que seguirse actualizando porque el mundo laboral está en constante movimiento y todo cambia a un ritmo acelerado.

Es muy importante fortalecer y aumentar el dominio de tus competencias y habilidades gerenciales. También es importante que aprendas nuevas cosas para poder seguir siendo creativo e innovador.

Qué hacer cuando me doy cuenta del problema

Como puedes ver, es fácil irse deslizando lentamente hacia estas realidades y no escuchar las alarmas que te indican que estás yendo en reversa. Si vas en reversa, no estás avanzando y eso puede estancar tu crecimiento profesional. Todo empieza lentamente y un día puedes darte cuenta de que eres menos productivo y que tu desempeño ha bajado. Sin darte cuenta, pasas de ser el directivo más eficiente a alguien con bajo desempeño. Por ello, estos hábitos deben ser revisados todos los días.

Ahora te doy las buenas noticias. Todo esto es reversible y puedes empezar de inmediato a generar un cambio.

Tips para dejar de moverte en reversa

En resumen, sólo basta hacer la acción contraria a los viejos hábitos que se han ido instalando. Poco a poco, los desarmarás para instalar nuevos hábitos que te regresarán al buen camino. Por ejemplo:

  • Sé puntual. Con este hábito demostrarás respeto por el tiempo de los demás.
  • Organiza mejor tus acciones y objetivos. Si organizas tu agenda, te rendirá más el día y todo irá en tiempo y forma.
  • Valora el tiempo de los demás. Está bien socializar un poco, sin olvidar que estás en horas de trabajo y que hay objetivos que cumplir.
  • Apaga tus redes sociales en horas de trabajo. Tal vez sirva quitar las notificaciones de aquellas redes que no sean necesarias para comunicarte con tu equipo, para así revisarlas cuando sea el momento.
  • Enfócate en tus tareas del día para que puedas cumplirlas a tiempo. Esto te hará vivir con menos excusas y más resultados, pero sobre todo con menos estrés y más bienestar.
  • Agradece el trabajo que tienes y aporta valor a la empresa. Tu cerebro te lo agradecerá.
  • Mantente en constante aprendizaje. Este hábito hará que tu crecimiento profesional sea exponencial.

Conviene hacerte el propósito diario de revisar y cuidar tus nuevos hábitos para que tu carrera vaya en ascenso y no de reversa. Tal vez te sirva recordarlos antes de iniciar tus labores. Un día a la vez, hasta que lo hagas de manera automática y sin mayor desgaste.

Si te das cuenta, son habilidades suaves que si son cultivadas, pueden hacer una gran diferencia en tu desempeño y productividad. Te animo a que trabajes en ellas y veas como avanzas hacia un mejor desempeño en tu trabajo.

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