¿Alguna vez has tenido la sensación de que los cursos para líderes no conectan contigo, por más que hablen acerca de tu potencial y tus fortalezas?
¿Temes cometer errores en tu trabajo y que las personas piensen que eres un fraude?
¿Estás convencido de que si tu jefe o tus compañeros te observaran un poco más, se darían cuenta de que no eres tan bueno como creen?
¿Te cuesta trabajo recibir elogios porque piensas que exageran o que están mintiendo para quedar bien contigo?
Si esto te sucede, tal vez una parte de ti tiene la creencia de que no mereces el empleo que tienes. Piensas que por un golpe de suerte, ocupas un lugar que es para alguien más capaz que tú.
No te preocupes; esto tiene nombre y se llama síndrome del impostor. Es un fenómeno psicológico que le ocurre a muchas personas en algún momento de sus vidas laborales. Es una especie de ceguera que distorsiona la realidad y te impide ver tus fortalezas.
Según el International Journal of Behavioral Sciences, más del 70% de las personas llegan a sentirse impostores en algún momento de sus vidas. Tienen dudas sobre sus aptitudes y capacidad como profesionales, además de sentirse insuficientes aunque la evidencia demuestre lo contrario.
¿Por qué a veces dudamos de nuestras fortalezas?
En una parte profunda de nuestra mente, nuestras creencias acerca de nosotros mismos y sobre los demás determinan nuestra forma de ser y de pensar.
Todos tenemos una programación mental en base a nuestra experiencia de vida. Cuando una información entra a tu sistema y la adoptas, terminarás defendiéndola a capa y espada, porque se convertirá en una creencia. Muchas veces una creencia de éstas puede ser positiva. Sin embargo, también hay creencias que sabotean tu crecimiento, como el síndrome de impostor.
¿Qué consecuencias trae el síndrome del impostor?
- En primer lugar, no te deja crecer. El síndrome de impostor te tiene amarrado en una zona de miedo y de inseguridad. Te insiste que te quedes en esa zona, con un bajo perfil, para que nadie “descubra” tus carencias.
- No te deja reconocer tus fortalezas y tus logros. Todo lo minimiza.
- Hace que te compares todo el tiempo con los demás, y resulta ser que siempre quedas en desventaja.
- Te da pavor cometer algún error porque piensas que será tu final.
- Vives tu día laboral con mucho desgaste y eso impide la creatividad.
- Temes correr riesgos por temor a fracasar o a “ser descubierto”.
Por lo general, estos patrones de pensamiento tienen sus raíces en tu infancia, o en algún evento traumático del pasado que no has podido superar. Sin embargo, “infancia no es destino”. De la misma forma en que adoptaste ciertas creencias al ir creciendo, las puedes desaprender, si quieres hacerlo.
¿Cómo superar el síndrome del impostor?
El paso más importante de todos es darte cuenta del problema y poder llamarlo por su nombre.
Ahora, lo que hay que hacer es instalar patrones de pensamiento y acción que te ayuden a construir creencias nuevas sobre ti mismo. A continuación te comparto algunos tips que puedes aplicar para irte liberando del síndrome del impostor, poco a poco.
- Haz una lista de tus logros en el trabajo, tomando en cuenta toda tu trayectoria profesional.
- Enlista los proyectos terminados con éxito en tu empleo actual, los ascensos que has tenido, el feedback positivo que has recibido, etc.
- En adelante, evita descalificar o minimizar tus logros y tus experiencias de éxito.
- Sigue preparándote, de manera que cada vez cuentes con más recursos y sea más fácil para ti reconocer tus fortalezas.
- Recibe la retroalimentación positiva con apertura, confiando en los demás. Ellos te reportarán las cosas buenas que haces y el valor que aportas a la empresa.
- Concentra tu atención en tus objetivos actuales y date cuenta de que sí eres capaz de hacer tu trabajo. (Si la administración de objetivos te parece complicada… ¡no estás solo! La metodología OKR puede funcionar muy bien para ti.)
- Analiza tu diálogo interno. Cuestiona tus pensamientos negativos, especialmente aquellos sobre ti mismo. Tu narrativa interna es la principal fuerza que va reforzando tus creencias, así que constantemente hay que entrenarla.
- Cuando cometas errores, “no te sientes a llorar sobre la leche derramada”; sólo redirige tus pasos. Equivocarse es parte del aprendizaje, así que aprende, corrige y sigue adelante.
Siguiendo estos pasos, podrás ir desinstalando el síndrome del impostor de tu mente.
Recuerda que las creencias limitantes siempre necesitan ser cuestionadas y retadas. Descubrir estas creencias y empezar a revertirlas tiene un impacto absolutamente transformador en tu vida.
¿Qué hacer si a pesar de intentarlo todo, no logras vencer el síndrome del impostor?
Si has estado luchando por mucho tiempo con esta sensación de no ser suficiente, a pesar de haber hecho un gran esfuerzo, te sugiero que busques ayuda profesional.
Hay ocasiones en que las heridas de la infancia no sanan lo suficiente como para permitirnos vivir una adultez sana. En ese caso te recomiendo que busques a un especialista en terapia cognitivo-conductual. Ellos te llevarán paso a paso para desmantelar esta creencia limitante, que es una de las más profundas y dolorosas que hay: la de “no ser suficiente.”
Cualquiera que sea tu caso, te invito a buscar soluciones, para que disfrutes tus logros y sigas aportando valor como profesional, sabiéndote una persona exitosa que merece cosechar los frutos de sus triunfos. Este es el combustible para seguir adelante en el ámbito laboral.
La gran fuerza para el cambio, está en retar tus creencias limitantes y en perseguir tus ideales.
¡Ánimo, vale la pena!
